La fuerza vital
Hipócrates afirmaba que en nuestro interior hay un fuerza vital (Vis Naturae Medicatrix) que trabaja por el todo y por las partes y que es, a la vez, una y múltiple. Y a ella en el siglo XVI, se refirió Paracelso llamándole "archeus" o "médico interior".
Es a esta fuerza o energía vital a la que debe servir el terapeuta y a la que debe despejar el camino para que actúe y reestablezca el equilibrio perdido.
De manera que "Naturopatía" será la ciencia o disciplina que trata las afecciones, desequilibrios y enfermedades partiendo de esta fuerza natural curativa del propio organismo humano, y valiéndose para ello de medios naturales (alimentación, bioenergía, psicoenergía, plantas, ejercicio, etc.)
El Dr. Enrique Jaramillo publicaba a principios del siglo XX en referencia a la terapia natural que "en ella no se combaten dolencias ni se lucha contra enfermedades; toda la acción de esta terapéutica se concreta en ayudar a las fuerzas orgánicas" y añadía que "la labor naturópata requiere principal y primordialmente la depuración y perfeccionamiento de la esfera psicológica más que de la física".
Principios básicos de la labor naturópata
Esta labor está regida por tres principios básicos:
1. Lo primero, no perjudicar, evitando los efectos producidos por una acción agresiva, masiva y violenta.
2. Actuar en el sentido de la naturaleza y de la Vida, Alineándose con esta fuerza curativa y trabajar por y para ella.
3. Considerar al organismo como un conjunto armónico funcional. Todo en el cuerpo humano está relacionado entre sí, ningún proceso puede aislarse y contemplarse desgajado del resto.
El ser humano es una unidad funcional
Hay una perfecta armonía fisiológica entre todas las funciones, que incluye no sólo al aspecto estrictamente físico, sino también al emocional y al mental. Todo lo que afecta al conjunto afecta también a cada parte y viceversa. Y esta perspectiva es imprescindible tenerla presente a la hora de abordar un trastorno o afección, para poder tratarla en toda su integridad, contemplando sus manifestaciones orgánicas, emocionales, mentales y energéticas como un todo integrado.
Dónde está el origen de la enfermedad
Las enfermedades no son casuales sino causales. La mayoría no aparece de golpe sino que ha ido gestándose lentamente y dándose a conocer a través de pequeños síntomas, por lo que su aparición no es el principio sino el final de estados latentes que suelen arrancar de muy atrás en el tiempo. Lo que suele entenderse como causa (por ejemplo los microbios en las enfermedades infecciosas), no es más que la consecuencia de causas predisponentes (herencia, nutrición, hábitos inadecuados.) que han ido minando las capacidades defensivas, reactivas o recuperativas del organismo.
Pero estas causas hay que buscarlas también, por este principio de unidad que es el ser humano, en la esfera psicológica: cuáles son los estados emocionales más frecuentes, cómo manejamos o controlamos las emociones. Cuáles son las creencias, la mayoría semiinconscientes, que tenemos sobre la vida, los demás, y uno mismo. Qué vivencias guardamos en el interior que no han sido suficientemente maduradas y digeridas.
Y también en la esfera energética: cómo está la circulación de la energía a través de los meridianos y cuál es su frecuencia vibratoria, si hay zonas con estancamiento o por el contrario con vacío de energía.
E incluso más allá de la propia individualidad, en el sistema familiar al que se pertenece. Cómo está organizado, si hay graves tensiones y conflictos entre sus miembros. Si ha habido muertes prematuras o trágicas, o vivencias desafortunadas, aunque hayan sucedido a familiares directos de generaciones pasadas, que aún gravitan sobre la conciencia familiar y que pueden seguir afectando a alguno de sus miembros.
¿Cómo trabaja la naturopatía integral?
Para conseguir que esta fuerza interior curativa logre su objetivo de recuperación de la salud y del bienestar será necesario trabajar en todas o en alguna de estas dimensiones, según los casos, con las herramientas apropiadas a cada una de ellas, ayudando al proceso de cambio desde las diferentes áreas: física, mental-emocional, energética, sistémica. Y esta será la forma de conseguir un equilibrio más armonioso y duradero. Tratando a la persona en su integridad, ella es la verdadera protagonista de su proceso, el terapeuta sólo es su acompañante.
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