En el presente artículo concluiremos la explicación sobre los factores terapéuticos existentes en la terapia grupal y concluiremos con las funciones y tareas del Terapeuta.
Además de infundir esperanza, aprender de las experiencias propias y de los demás, explicar qué es lo que sucede y qué es lo que se necesita, aprovechar la semejanza del grupo terapéutico con el núcleo familiar y poder expresar emociones de forma intensa, existen otros factores que promueven el cambio y ayudan a que la persona encuentre el bienestar y la satisfacción que necesita.
Factores Existenciales: tales como: Responsabilizarnos de nuestro comportamiento, acciones y decisiones; Afrontar las cuestiones básicas de la vida y la muerte; Vivir más honestamente; Afrontar nuestra soledad para que desde allí podamos "estar y ser con" otros;.
Cohesión de Grupo: La condición sine qua non para un resultado efectivo de la terapia es una adecuada relación terapéutica, caracterizada por la confianza, la cordialidad, la comprensión empática y la aceptación. Se refiere a la condición de que los miembros experimenten cordialidad y consuelo en el grupo, que sientan que pertenecen a él, que son valorados, aceptados y apoyados incondicionalmente por lo otros miembros. La cohesión es necesaria para que operen los otros factores terapéuticos. Es el compartir el propio mundo interior emotivamente y después la aceptación por los otros, lo que parece de suprema importancia (pertenencia y aceptación). La calidad de miembro del grupo, la aceptación y la aprobación son de suma importancia en la secuencia del desarrollo mental del individuo.
Aprendizaje Interpersonal: Los seres humanos han vivido siempre en grupos que se han caracterizado por las relaciones intensas y persistentes entre sus miembros. La conducta interpersonal ha sido claramente adaptativa en un sentido evolutivo: sin unos vínculos interpersonales recíprocos, profundos y positivos no habría sido posible la supervivencia del individuo ni de la especie. La personalidad es casi por completo el producto de la interacción con los demás seres humanos significativos. La necesidad de estar estrechamente relacionados con los otros es tan básica como otra necesidad biológica e imprescindible par la supervivencia. En consecuencia el tratamiento se debería dirigir hacia la corrección de las distorsiones interpersonales, capacitando así al individuo para dirigir una vida más plena, para colaborar con los demás, para obtener satisfacciones interpersonales en el contexto de unas relaciones realistas y mutuamente satisfactorias: "Uno logra salud metal en la medida en que se hace consciente de las propias relaciones interpersonales".
El Grupo como Microcosmos Social: Con el tiempo suficiente, los miembros del grupo empezarán a ser ellos mismos: actuaran con los miembros del grupo igual que interactúan con otros en su esfera social, los pacientes empezarán automática e inevitablemente a exhibir en el grupo terapéutico su conducta interpersonal inadaptada. Este concepto es muy importante en la terapia de grupo y constituye la clave sobre la que descansa la aproximación a esta terapia. El desarrollo de la habilidad para identificar y plantear cómo aprovechar terapéuticamente el comportamiento interpersonal inadaptado, visto en el microcosmos social de un grupo pequeño, es una de los principales objetivos.
El terapeuta tiene dos funciones diferenciadas: dirigir al grupo hacia el aquí y el ahora y facilitar el análisis del proceso:
El terapeuta no está interesado principalmente por el contenido verbal de la declaración de un paciente, sino en el "cómo" y "para qué" de esa declaración, especialmente en la medida en que el cómo y el para qué aclara aspectos de la relación del paciente con las demás personas. La tarea del terapeuta es desplazar al grupo hacia el aquí y el ahora. Mediante una variedad de técnicas, los conductores del grupo apartan a sus miembros de la discusión de material externo y centran su energía sobre las relaciones entre unos y otros. El terapeuta es un observador participante en el grupo. El estatus de observador dispone de la necesaria objetividad para almacenar información, para hacer observaciones acerca de las secuencias o patrones cíclicos del comportamiento, para conectar sucesos que han ocurrido durante largos periodos de tiempo. Es también sólo el terapeuta el que tiene presente los objetivos originales del paciente y la relación entre estos objetivos y los acontecimientos que gradualmente se van desplegando en el grupo. Es decir, está atento a lo que sucede dentro del grupo, realiza comentarios y propone ejercicios para ampliar la conciencia de los miembros sobre lo que les pasa y proporciona experiencias para resolver las situaciones que se presentan dentro del grupo y que son reflejo del comportamiento de los miembros en su vida cotidiana.
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