índice de cuentos, leyendas y tradiciones
Un amigo me contó esta historia, que le había contado un compañero del trabajo. Este le había dicho que le había sucedido a un conocido, bebedor habitual. Este hombre tenía por costumbre salir a "tomar unas copas" después de trabajar y muchos días "se liaba" y volvía a su casa ya de noche e, incluso a veces, de madrugada.
Una noche que volvía muy tarde, fue parado por la policía. Los policías, estando circulando en su coche-patrulla, se habían percatado de que el coche que conducía este hombre iba dando "bandazos".
Al acercarse enseguida vieron que el hombre estaba "extremadamente bebido para conducir", olía a alcohol desde un metro y balbuceaba en vez de hablar. Le hicieron salir para hacerle la prueba de alcoholemia y detenerle.
En ese momento pasó junto a ellos un coche a gran velocidad que perdió el control, salió de la calzada y chocó violentamente unos metros delante de ellos.
Los policías corrieron hacia el coche para auxiliar a los posibles heridos.
En ese momento este hombre aprovechó la ocasión para coger el coche e irse. Al llegar aparca el coche en el garaje y entra en su casa.
Su mujer le ve llegar además de borracho, muy nervioso y le pregunta el motivo. Pero este hombre le dice que ha bebido mucho, pero que ya nunca volverá a hacerlo. Promete explicarle todo a la mañana siguiente cuando esté despejado. Antes de acostarse le dice que si preguntan por él, que diga que está enfermo desde hace dos días y que está en cama con mucha fiebre.
De madrugada llaman a la puerta. La mujer se asusta, pero el marido está profundamente dormido y no se entera. Esta se levanta y pregunta en la puerta:
- ¿Quién es? Estamos durmiendo. Estas no son horas de molestar.
- ¡Abra por favor, señora! Es la policía.
La mujer echa un vistazo por la mirilla, ve los uniformes y abre la puerta.
Los policías le preguntan por su marido. Ella les dice que está enfermo con mucha fiebre desde hace dos días.
Entonces los policías le preguntan por su coche. La mujer contesta que debe estar en el garaje. Los policías le piden que les acompañe para comprobar si efectivamente el coche está donde ella dice.
Ella baja al garaje con los policías y al llegar a su plaza de aparcamiento descubre con sorpresa que en su plaza de aparcamiento, en lugar de su automóvil, hay un coche-patrulla de la policía municipal.
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